¿Es Bitcoin un buen Valor Refugio?

¿Es Bitcoin un buen Valor Refugio?
Tiempo de lectura: 6 minutos

El problema de la inflación ha perseguido a la sociedad desde el primer día en el cual los gobiernos han sido los encargados de acuñar divisa.

Por ello, a lo largo de la historia, el ser humano ha buscado la forma de preservar su poder adquisitivo a través de los valores refugio.

Hoy describiremos la realidad detrás de la palabra “escasez”; cuales son los recursos verdaderamente limitados; que cualidad principal necesita un buen valor refugio; y a que conclusiones ha llegado la población, a lo largo de la historia, para escoger los suyos (y cuales son).

¿Son los recursos realmente limitados?

Tal y como maravillosamente explica, el economista de la escuela austríaca, Saifedean Ammous en su libro “El patrón Bitcoin”, la creencia de que los recursos son escasos y limitados proviene de un malentendido de la palabra escasez, que es un concepto clave en economía.

Popularmente se suele pensar que algo es escaso cuando su existencia es limitada y/o insuficiente. Pero hablando en términos económicos, a este significado se le da una vuelta…

En economía, se habla de escasez de recursos ante una necesidad determinada. No se entiende por escaso aquello que es poco, sino aquello que tiene limitadas sus posibilidades de utilizarse u obtenerse. Limitadas porque no se es capaz de destinar suficiente tiempo, esfuerzo o capital (entre otras cosas) a obtenerlo.

Por lo tanto, la cantidad de materia prima presente en La Tierra, no constituye un límite real a lo que el ser humano puede extraer o producir a partir de ella. Podríamos incluso decir, que dicha cantidad es demasiado grande como para que el ser humano la mida o comprenda… hay mucha más de la que podemos conseguir.

Llevamos miles de años extrayendo minerales de nuestro planeta, y ni siquiera podemos decir que hayamos rascado la superficie. Cuanto más profundo vamos, más encontramos.

Así que, volviendo al término estrictamente económico, lo que en realidad constituye un límite realista en cuanto a la obtención de un recurso, es la cantidad de tiempo humano que podemos poner a trabajar para obtenerlo.

Por lo que el único recurso realmente escaso (aparte del bitcoin), es el tiempo humano.

El tiempo humano determina el valor de las cosas

En el libro “El Último Recurso”, del economista Julián Simón, se explica cómo el único recurso limitado y, de hecho, a lo único que de verdad se le podría llamar recurso es al tiempo humano.

Siempre se puede producir o conseguir más de algo, si se dedica más tiempo humano a hacerlo. Por lo tanto, el coste real de un bien, es siempre el coste de oportunidad de estar dedicando tiempo a producir ese en lugar de estar produciendo otro.

Explicado de otro modo, ¿qué estoy dejando de ganar por estar minando plata en lugar de minar oro? ¿Qué estoy dejando de ganar por plantar y recolectar patatas en lugar de cebollas?

En toda la historia de la humanidad, nunca nos hemos quedado sin una materia prima. Es más, debido a los cada vez mayores avances tecnológicos, se requiere de menos tiempo para extraerlas o producirlas, por lo tanto, estamos en el punto histórico en el que más baratas son.

No solo no nos hemos quedado sin alguna materia prima, si no que el número de puntos de extracción no hace más que aumentar, pues cada día consumimos más recursos y estos no dejan de aparecer cuando sabes cómo encontrarlos.

Para que los recursos naturales pudiesen de verdad ser entendidos como finitos, las reservas que tenemos deberían decrecer con el tiempo conforme aumenta nuestro consumo y demanda. Esto, además, implicaría el tener que conocer el 100% de la cantidad de recursos disponibles. No sólo no decrecen, si no que nuestros avances tecnológicos nos permiten extraerlos de forma más eficiente y encontrar nuevos yacimientos constantemente (por lo que tampoco nunca conoceremos su totalidad disponible).

Los valores refugio

El problema de la inflación ha perseguido a la sociedad desde el primer día en el cual los gobiernos han sido los encargados de acuñar divisa. La posibilidad de producirla de forma ilimitada, es lo que ha causado la quiebra de todo imperio y la muerte de toda forma monetaria que perdiese su paridad con un bien escaso.

Y esto se debe a un principio económico muy básico: Cuando de algo se emite más, menos valor tiene en el mercado. Cuando algo abunda, su valor mengua. Algo ilimitado, acaba teniendo un valor mínimo.

A lo largo de la historia, el ser humano ha buscado la forma de preservar su poder adquisitivo. Ha tratado de averiguar cuál era la forma ideal de ahorrar, que protegiese los pagos que recibía por su trabajo diario. Huyendo de la divisa fiduciaria emitida por los gobiernos que no hace más que perder valor.

Esa búsqueda se ha basado en la prueba y error, ya que si el bien escogido resultaba no ser escaso (difícil de obtener, aunque se destine más tiempo humano a ello), su valor podría no mantenerse.

Si los humanos escogen algo como valor refugio, pero es posible destinar más tiempo a producirlo u obtenerlo en demasía, subirá su oferta y caerá así su precio. Perdiendo así su calidad/cualidad como valor refugio.

Te ilustraré esto con un ejemplo práctico:

Imagínate que un individuo acaudalado decide gastarse una gran cantidad de millones en comprar cobre, pues cree que es un buen valor refugio y que este mantendrá a salvo el poder adquisitivo de su capital a lo largo de los años. 

Al principio, la oferta existente de cobre, adaptada para la demanda del momento, se resiente fuertemente tras esta gran compra. Esto hace que, durante un periodo corto de tiempo, el cobre se convierta en un bien económicamente escaso… lo que hace que su valor en el mercado aumente.

Esto lanza al mercado a más compradores atraídos por la subida, lo que hace que el precio del cobre siga aumentando. Al poco tiempo, los productores y mineros de cobre, así como otros emprendedores atraídos por esta nueva oportunidad, deciden que es más rentable que antes el destinar una mayor cantidad de recursos a la extracción de este metal. Deciden emplear más tiempo a esta actividad debido a que su precio de comercialización lo justifica y pueden obtener grandes ganancias.

¿El resultado? Pronto aumenta tremendamente la oferta de cobre, superando la demanda (al no haber tantos inversores o usos industriales/comerciales para satisfacerla), pues extraer más cobre es factible a esos precios, lo que hace que el precio baje. Entonces, la mayoría de inversores, que fueron atraídos por el aumento de precios y el miedo a la pérdida, venden haciendo bajar el valor del metal en el mercado.

De repente, los productores, mineros y emprendedores a los que de pronto les era rentable destinar más tiempo y recursos a la actividad, pierden dinero haciéndolo y se retiran. No han pasado más que, quizá, unos meses y el precio, oferta y demanda del cobre vuelven a los niveles de antes de que el acaudalado individuo comprase por valor de millones… que también se ha retirado al ver que su idea de convertir algo que realmente no es escaso/finito en un valor refugio, carecía de fundamentos.

El oro

Tan solo el oro ha estado cerca de solventar el problema de la inflación que siempre ha habido con todo lo que, a lo largo de la historia, ha sido considerado dinero.

Fuente: https://www.inversoro.es/precio-del-oro/historial-precio-oro/

El oro es de las pocas cosas que, aunque no se acabe, no ha podido extraerse en demasía (…al menos hasta ahora). Esa es la principal cualidad que lo ha convertido en un gran valor refugio a lo largo de la historia. El patrón oro resultó en uno de los períodos económicos más gloriosos de la historia, hasta que llegó Richard Nixon, entonces presidente de EEUU, y lo abolió en 1971.

Esto provocó grandes desajustes en el Sistema Monetario Internacional y una fuerte inflación debido a la expansión desmedida del crédito y la emisión de divisa. Todo esto para poder paliar el déficit comercial y costear el gasto bélico por la participación en la Guerra de Vietnam.

El bitcoin

Y así, después de años con una divisa fiduciaria flotante, sin anclaje a un activo escaso, a finales de 2008, llegó bitcoin con una de sus asombrosas facetas técnicas. Por primera vez, la humanidad obtuvo acceso a un bien cuya producción es estrictamente limitada. No importa lo que se haga, sólo existirán 21 millones de bitcoin.

Al no poder aumentar la oferta, si se demanda más, su valor solo puede aumentar. Y dado que cada bitcoin se divide en 100 millones de unidades, llamadas satoshis, hay un inmenso potencial de crecimiento al poder utilizar fracciones cuando el precio se dispare y así, no solo usarse como el mejor valor refugio por sus características técnicas de escasez, sino también poder ser utilizado para realizar transacciones diarias.

Hasta ahora, al haber sido todas las formas existentes de dinero ilimitadas en su oferta, también han sido imperfectas como valores refugio.

El bitcoin es la forma más barata de comprar el futuro, pues es el único bien que no puede ser degradado. No importa cuánto suba su valor, su oferta no puede ser inflada por emprendedores e inversores atraídos a producirlo o por gobiernos que desearían “imprimirlo”.

En el año 2140 no se podrá producir ni uno más. Es la primera vez que conocemos un bien así, con un límite estricto… como el tiempo humano.

Este límite de producción es posible gracias a su existencia puramente digital, lo que le permite reunir y mejorar las bondades del oro como valor refugio, y antiguamente medio de intercambio, sin tener, al mismo tiempo, sus restricciones y desventajas físicas.

Tu patrimonio se diluye a diario cuando lo mantienes en divisa fiduciaria. Bitcoin es el escudo perfecto ante el ataque, constante y camuflado, que ejercen los gobiernos sobre nosotros llamado inflación. Esa termita financiera que corroe nuestro capital día tras día.

Si alguien devalúa el dinero que obtenemos a base de emplear nuestro tiempo, nos está robando vida.

Bitcoin nos permite encapsular todo ese tiempo que invertimos trabajando para ganar dinero. Es capaz de transportar capital por la línea temporal sin que se degrade.

Bitcoin es la mejor tecnología para ahorrar jamás inventada. El auténtico valor refugio.

¡Te espero en Twitter!

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